
Por Sulvará
Como muchos, crecí con mi abuela, una mujer de campo que migró a la ciudad en busca de mejores oportunidades para sus hijos. Pero junto con mis tías y tíos, mi abuela trajo plantas y flores que llenaron rincones de la casa. Nunca faltaron las yerbas para los remedios caseros ni fruta para el jugo ni tomates para la ensalada. El jardín de mi abuela siempre fue un pequeño mercado de sorpresas: un día aparecían tomates, otro, limones o arvejas.
Hoy, esta conexión con el campo es una necesidad. En nuestros apartamentos, cada vez más estrechos, es indispensable empezar a cultivar una relación con el ambiente y nuestra salud. Tener un huerto en casa nos brinda beneficios que mejorarán considerablemente nuestra calidad de vida:
- Incluimos ingredientes frescos y saludables en nuestra alimentación. Al mismo tiempo, valoramos la calidad en lo que consumimos y la labor del los agricultores.
- Realizamos una actividad entretenida y relajante que nos saca de la rutina, ahora que pasamos tanto tiempo en casa. Hay una gran satisfacción cuando vemos crecer lo que cultivamos.
- Hacemos un aporte sostenible en la producción de alimentos autoabasteciéndonos de algunas cosas que de otro modo, son trasportadas, empaquetadas y refrigeradas. Es algo mínimo, pero todo suma.
Cómo empezar

- El espacio: afortunados los que cuentan con un balcón o una terraza, pero, si no, donde haya luz directa, como junto a una ventana, irá bien. Lo importante es que sea un espacio con luz suficiente para ayudar a la fotosíntesis. Si en el futuro piensas implementar un sistema de riego, es importante contar con un punto de agua cerca.
- Recipientes: para ser consecuentes con todo el proceso, lo ideal es comprar nada o lo mínimo, por lo menos. Así que todo vale. Puedes usar, por ejemplo, envases de yogur o agua (de los de 1 L en adelante) y cortarlos a la mitad. O bien, una matera. Las hay de todos los tamaños y estilos. También, ayudan a decorar. Lo importante es que tengan buena profundidad para que las plantas puedan desarrollarse.
- Sustrato: para el cultivo en recipientes lo ideal es usar un sustrato «mezcla orgánica» en lugar de tierra, ya que esta, al tener mayor densidad, almacena menos agua y por sí sola carece de los nutrientes necesarios para el cultivo. Los sustratos, por el contrario, son ligeros y con la porosidad ideal dejar ‘respirar’ las raíces, conservar agua y nutrientes. Algunos sustratos se obtienen, por ejemplo, de la fibra de coco, otros, del compostaje «que también puede hacerse de forma casera». Pero si es tu primer huerto, lo más recomendable es visitar viveros, donde pueden ofrecerte sustratos de diferentes tipos y, de paso, asesorarte según las plantas que vayas a cultivar.
- Plantas: ahora sí ¿qué vas a cultivar? Dependerá mucho del lugar donde vives; el clima, la temperatura, si hay estaciones o no. Pero un recorrido por las zonas rurales cercanas te mostrará qué se produce en la región. Hablar con los campesinos te dará muchas ideas. La recomendación, en todo caso, es aplicar ‘diversidad’ a tu huerto: diferentes hortalizas, plantas aromáticas y flores.
Puedes usar algunas prácticas básicas de agricultura para planificar tu huerto «ver anexos finales». La combinación de diferentes plantas y la rotación del cultivo te permitirán aprovechar al máximo el espacio, controlar las plagas y enfermedades y obtener comida fresca naturalmente durante todo el año.
Algunas de las hortalizas que mejor funcionan para los huertos caseros son:
Tomates
- Se da ‘fácilmente’
- Alto consumo de agua y luz
- Requiere mayor espacio «crece verticalmente»
- Más propenso a plagas y enfermedades
- Lo usarás en infinidad de recetas
Pimentón
- Alto consumo de agua y luz
- Se adapta a espacios reducidos
- Poco propenso a plagas y enfermedades
Berenjena
- Alto consumo de agua y sobre todo, de luz
- Requiere mayor espacio «crece verticalmente»
- Más propensa a plagas y enfermedades
- Debe estar protegida del frío
Lechuga
- Se da ‘fácilmente’
- Se adapta a espacios reducidos
- Poco propensa a plagas y enfermedades
- La usarás en infinidad de recetas
Espinaca
- Se adapta a espacios reducidos
- Alto consumo de nutrientes
- Apta para climas templados
- Propensa a plagas como el pulgón
- Altamente rica en antioxidantes
Ajo
- Se da ‘fácilmente’
- Bajo consumo de nutrientes y agua
- Se adapta a espacios reducidos
- Poco propenso a plagas y enfermedades
- Altamente rico en propiedades medicinales
Cebolla
- Alto consumo de agua
- Apta para clima frío
- Propensa a plagas y hongos
- Lo usarás en infinidad de recetas
Pepino
- Requiere mayor espacio
- Alto consumo de agua y luz
- Apta para clima frío
- Propensa a plagas
Zanahoria
- Requiere recipientes profundos para desarrollar la raíz
- Hay que protegerla del frío
- Beneficia el equilibrio del huerto
- Rica en vitamina A
5. Riego: si tienes espacio suficiente y piensas en grande, lo más seguro es que vas a necesitar un sistema de riego por goteo. Si eres curioso, encontrarás tutoriales para hacerlo tú mismo o sencillamente contratar a alguien que te lo instale. Como ya dijimos, lo importante es tener un punto de agua cerca. Puedes ir más allá e incluso adecuar un sistema de recolección de agua lluvia. Pero, bueno, cada quién dentro de sus posibilidades. Si por el contrario, no tienes el espacio o simplemente quieres empezar de a poco para probar, una regadera te será más que suficiente para controlar que el agua no produzca grietas en el sustrato. Lo importante es saber cuáles plantas necesitan más agua que otras y estar pendiente del riego. Esta es una tarea que va perfecto para romper tu rutina diaria. Puedes aprovechar para revisar el crecimiento y la salud del huerto: si hay alguna plaga o si alguna de tus plantas ya maduró.

El proceso
Siembra: puedes hacer semilleros o plantar directamente en el huerto. Para el semillero, puedes reutilizar algún envase pequeño abriéndole orificios en la base para drenar el agua. Usarás el mismo sustrato del huerto. La idea es proteger el crecimiento de las semillas y seleccionar las que germinan saludablemente para llevarlas al huerto. No todas las plantas permiten semillero.
Trasplante: una vez la planta haya superado la altura del envase y desarrolle hojas, deberás pasarla, con extremo cuidado, al recipiente final teniendo en cuenta la planificación del huerto para sembrar las plantas que se corresponden (ver anexos finales).
Cosecha: por fin, el momento más esperado. Dependiendo del ciclo de la planta «unas maduran más rápido que otras» podrás tener cosechas durante todo el año. Es importante conocer muy bien cada planta, algunas deben cosecharse antes de la madurez. También, dependiendo de los ciclos, es importante sembrar plantas de ciclos largos junto con otras de ciclos cortos, para no agotar los nutrientes del sustrato.
Los frutos deben cosecharse con cuidado, usando tijeras o un cuchillo para no dañar la planta.
Esta es una guía básica para empezar con tu huerto. Investiga a fondo sobre las plantas que vas a tener y cómo las vas a distribuir en el huerto. De esto depende que tengas una cosecha exitosa, ya que podrás prevenir la aparición de plagas, evitarás la erosión del sustrato y contarás con ingredientes de primera para infinidad de recetas. Recuerda que ante todo la idea es preservar el ambiente y la salud, así que evita abonos químicos y controlar las plagas con pesticidas.
En los siguientes anexos encontrarás cómo combinar las plantas para contrarrestar las plagas, los ciclos de algunas hortalizas y la forma de asociar los cultivos.
Fuente: Manual de huertos sostenibles. Universidad de Alicante.


